26.03.2015 Carlos Mijares

En Colombia quedó una intervención suya en la Catedral de Sal de
Zipaquirá (1995) y un Espacio Lúdico (1986) en Bogotá, invitado a
proyectarla por el arquitecto Carlos Campuzano, quien lo llevaba todos
los años al Taller Internacional de Cartagena de la Universidad de los
Andes. Igualmente en Itshmus, en Panamá, fue desde el principio, hace
ya tres lustros, uno de los colaboradores mas importantes y queridos
de su creador y director, el arquitecto Carlos Morales, quien publicó
sus trabajo en la colección SomoSur, en 1989, con textos de Rodolfo
Santa María y Sergio Palleroni.

Fue, con el arquitecto venezolano Gorka Dorronsoro, uno de los dos
jurados internacionales de la XIII Bienal Colombiana de Arquitectura,
en 1992, junto con Carlos Niño, Horacio Navarro y quien escribe, en la
que se le otorgó, el Premio a la Excelencia Arquitectónica al Archivo
General de la Nación de Rogelio Salmona. Premio creado a propósito,
espontáneamente y por unanimidad, como lo permitían la normas de la
Bienal en ese entonces, pues el edificio no estaba terminado y en
consecuencia no estaba inscrito pero cuya belleza e importancia para
nuestra arquitectura era mas que evidente.

También, asimismo con Dorronsoro, Mijares fue Jurado en Cali del
concurso para el nuevo edificio de la recién creada Facultad de Artes
integradas de la Universidad del Valle, coordinado por otro de los
miembros del jurado de la Bienal de marras quien los incluyó. Pero
paradójicamente la propuesta que posteriormente se supo que era de
Salmona, quien rara vez participaba en concursos, esta vez no logró la
atención de los miembros de dicho Jurado, todos ellos admiradores
convencidos de su obra.

Maestro en el uso del tabique, como llaman en México al ladrillo, que
usó repetidamente en complejas bóvedas y por supuesto a la vista,
Mijares dejó muchas y bellas construcciones en su país, enalteciendo
con ellas la triunfal historia milenaria del arco, junto con Hassan
Fathy en Egipto, Ricardo Porro en Cuba y Salmona, Herbert Baresch y
Rodrigo Uribe en Colombia, forma básica que los arquitectos modernos,
por oposición, y sobre todo sus imitadores, habían dejado de lado
condenándolo al olvido en lugar de reinterpretarlo.

Carlos Mijares Bracho, quien murió el jueves pasado en ciudad de
México, donde nació, estudió en la Escuela Nacional de Arquitectura
de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, donde fue
profesor, como en la Universidad Panamericana y en la Universidad de
Colima. Fue conferencista en diversas partes del mundo, escribió
varios libros, y recibió premios y reconocimientos, entre ellos el
Premio Luis Barragán a la excelencia profesional y la Medalla de
Bellas Artes, y hace poco mas de un año la Medalla de la UNAM y la del
Instituto Nacional de Bellas Artes, INBA.

Otro maestro que se va (recientemente fue Porro, antes Oscar Niemeyer,
años atrás Salmona y Barragán ya es historia) pero un cómplice
entrañable que queda en el recuerdo, pues les dejó a sus amigos y
alumnos en Colombia muchas enseñanzas y no apenas de arquitectura. Nos
quedó su hidalguía, su saber, su ejemplo, su sabio humor y su gusto
por la buena cocina sobre todo la “picosa”, la que descifraba con sólo
olerla: le habría gustado el reciente libro al respecto de Antonio
Caballero, que el autor de esta columna no supo hacerle llegar a
tiempo.

Columna publicada en el diario El País de Cali. 26.03.2015

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