04.03.2010 Un arquitecto

Francisco Zornosa Arana, quien murió el sábado pasado, fue uno de los arquitectos que a inicios de la segunda mitad del Siglo XX diseñaron en Cali buena parte de la que es considerada, junto con la de Bogotá, la mejor arquitectura moderna de Colombia. Con la firma ZOT, que conformó con los arquitectos Federico O'Byrne y Rodrigo Tascón, quien aun no se había graduado, dejó en su breve duración un valioso testimonio de la calidad de su oficio en obras como el edificio López (1957), sin duda una ejemplar solución de apartamentos duplex para el clima de la ciudad y el talante de las gentes de entonces. Es una arquitectura de fachadas muy trabajadas, en las que sus diferentes planos, acentuados en algunos casos con color, dan corporeidad a ventanas y balcones, que parecen flotar en espacios precisos, enmarcados por la presencia horizontal de las losas de entresuelo y las divisiones verticales de los espacios interiores, búsquedas que se prolongaron a los edificios Micolta (1958) y Olano (1960).

A su preocupación por el clima y manejo de volúmenes en las fachadas, agregó posteriormente las posibilidades estéticas de la luz en el hormigón y ladrillo a la vista, trabajado este de manera diferente a lo que se hacia en Bogotá, y diseña entre otros edificios un pequeño hotel, Residencias La 1a. (1962), la Casa Solanilla, en el barrio de Santa Mónica (1962), la Casa Peláez en el de Juanambú (c. 1965), el Terminal de Transportes de Cali (1970), con Pablo Marulanda, el mas interesante del país, y la muy  acertada sede de Comfandi en el barrio de San Nicolás (c. 1972), ya en la firma AIC Ltda. En el nuevo campus de Meléndez de la Universidad del Valle participó, junto a muchos de los más prestigiosos arquitectos colombianos y bajo la dirección  general de los arquitectos Jaime Cruz, primero, y Diego Peñalosa, después, proyectando, con Marulanda y Samuel García, las aulas, auditorios y oficinas del Sector VII, que no se construyeron debido a un cambio en la estructura académica de la universidad. Nunca abandonó el diseño, quedando de las últimas décadas otros buenos edificios suyos, pues esta es una profesión que no solo precisa conocimientos sino una sabiduría que solo se adquiere con los años.


Pacho, quien se gradúo en 1955 en la Universidad Nacional de Colombia, de Bogotá, fue merecedor del "Premio a toda una Vida" de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, seccional del Valle del Cauca, que le fue otorgado en 1996, y en la VII  Bienal Iberoamericana de Arquitectura, a realizarse próximamente en Medellín, el Ministerio de Cultura le iba ha hacer un justo reconocimiento. Durante las últimas décadas fue profesor de taller de proyectos de la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de la Universidad de San Buenaventura de Cali, en donde enseñó hasta el final, como suelen hacer los arquitectos de verdad. Queda el testimonio de un documental sobre su obra, concebido y dirigido por Andrés Erazo, arquitecto y profesor de la USB-Cali, en el que participó hace poco con los arquitectos Peñalosa y Tascón en una interesante charla que se prolongó, llena de entusiasmo tapas y vino, hasta altas horas de la noche en la Casa de la queja en San Antonio, y que pronto se podrá ver en un homenaje que le haremos sus colegas.

Columna publicada en diario el País 04.03.2010